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Julio, Abel, Iciar, Marta y yo nos fuimos a pasar el día al Matarraña. Maravilloso.
Un pájaro se choca contra mi coche. Lo lamento.
Vamos a las Pesqueras. Relajante. Espectacular.
Tomamos un refresco en el Pont Nou (casa del Gregor). Delicioso.
Paseamos por Valderrobres viendo la futura casita. Bieeeeeeeeen.
Me llaman y me dicen que Sergio Algora ha fallecido. Increíble, dolor.
Saludamos a los compañeros. Mola.
Cenamos con Victor e Irene Ex-Bodeguetos. Fenomemal.
Salimos con el coche y hablo con Ramón. Han vuelto a ingresar a mi suegro. Maaaaal.
Atropello a un erizo en Hijar. EEEEEEEEcsssss.
Sorteo con éxito a otro erizo en Azaila. El erizo me hace la ola.

LAS FOTOS NO CAPTAN LO QUE PASÓ EN REALIDAD. En ocasiones, una imagen vale más que mil palabras, pero solo en ocasiones. Aquí... lamentablemente son lo de menos.
Al salir de Quinto de Ebro, justo al salir, en plena aceleración, en cuarta, a unos 90-100 por hora, de repente, estalla el cristal delantero del coche. Ruido sordo, como una explosión. Caen los cristales. Miro por un segundo a Julio, mi copiloto, con el coche avanzando y le veo cubierto de cristales con los brazos tapandose la cara. Freno y me meto a la derecha, en el arcén de un Big Matt con las luces de parada. Sentencio: "Nos han tirado una piedra". Han pasado unos 3 segundos desde la explosión. Julio sale corriendo del coche "allí están, son dos". Abel le sigue. Yo mientras llamo a la Guardia Civil y me dicen que "te mando una pareja". Marta les
tira el chaleco. Cruzan la nacional y se meten en una especie de descampado. Les pierden de vista. Encuentran una cuerda negra del grosor de un boligrafo atado al guardarraíles y rota por el paso de un vehículo.
Estamos todos bien. Nuestra moral, por los suelos. ¿Qué pretendían? Ojalá fuera robarnos, podría entenderlo mejor que si me contestan "ver lo que pasaba". Lo que pasó, fue, sin duda, lo mejor que podía haber pasado.
Me acabo de duchar. Todavía caen los cristales de mi pelo a la bañera. Y yo sigo sin poder llorar. Un beso.