13 de julio de 2011

MAPA DE LA FELICIDAD

Hoy venía en el Heraldo una noticia graciosa, no de esas con las que te ríes por no llorar ni de aquellas otras con las que sueltas una carcajada de pura absurdez. Es una de esas noticias que parece una broma pero no. En fin, que a mi me ha hecho pensar en mi propio mapa de la felicidad, ¿hacemos el nuestro?


¿Dónde están los sitios más felices de Zaragoza?

EFE. ZARAGOZA

    La red social 'Feelicity' es un proyecto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza para indicar los lugares que aportan felicidad.

    El Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza ha creado una red social, Feelicity, para indicar los lugares de la ciudad que aportan felicidad al ciudadano.

    Esta plataforma permite a sus usuarios compartir los rincones de la ciudad donde han vivido experiencias felices, lo que permitirá crear un mapa, en paralelo a la participación ciudadana, con los espacios y calles que «hacen que la vida valga la pena», indica la Universidad de Zaragoza en un comunicado.

    A partir de mañana, los interesados podrán entrar en 'feelicity', donde deberán inscribirse con una dirección de correo electrónico para poder empezar a interactuar. Los usuarios podrán también opinar, valorar y realizar un seguimiento de la información registrada.

    La creación de 'feelicity' se enmarca dentro de la próxima celebración del evento TEDxZaragoza, que versará sobre la felicidad y que tendrá lugar el próximo 5 de noviembre, en la capital aragonesa. Durante este encuentro, patrocinado por el BIFI, los ponentes deberán transmitir una idea que merezca ser difundida sobre el futuro de la felicidad.

    La presentación de la nueva aplicación coincide con la retransmisión este miércoles por Internet, desde el Edificio Cero Emisiones de la Milla Digital de Zaragoza, del evento TEDGlobal2011 que está teniendo lugar en Edimburgo.

    7 de julio de 2011

    DE MAYOR QUIERO SER COMO ELLAS


    La mejor idea que he tenido este año, a no ser que de aquí a diciembre se me ocurra la bebida que desbanque definitivamente a la Coca-Cola, ha sido apuntarme a clases de pilates. El sitio al que voy no es un gimnasio (que me dan un poco de repelús) sino un centro de esos de terapias de belleza y relajación que tan de moda se han puesto en el último lustro.

    Fue en enero y las clases se desdoblaron en horario por la afluencia de público (propósitos de año nuevo, ya se sabe) pero siete meses después sólo aguantamos las “marus” y yo.

    Las marus (apodo que les he dado sin ningún tipo de acritud) son un grupo de mujeres que andan rondando los 50 pero que tienen el culo más duro que yo, a las que las mallas no les quedan tan ridículas como a mi y que se me pulen en cualquier clase de actividad excepto en el step (¡soy un fenómeno subiendo y bajando de esa plataforma! ¡quien me lo iba a decir!). Pues eso, mujeres trabajadoras dentro y fuera de casa, con familia a su cargo y que cada tarde (excepto los viernes) se van al centro vital a dedicarse un par de horas a ellas mismas: Ole, ole y ole!!!

    Me encantan, me declararía fan absoluta sino fuera porque a veces me sacan de quicio. Sobre todo cuando hablan delante de mi de temas que yo considero muy personales (me da pudor, me siento como una voyeur emocional) y cuando se quejan de su jornada laboral. No lo he dicho aún pero todas (hablo siempre en femenino pero entre ellas también hay un hombre, sólo uno) tienen trabajos más cómodos y sin duda con mejor horario que el mío. Sí, ya sé, cuando repartieron los oficios haber elegido ministro. El caso es que allí yo hablo poco, o ellas mucho, y en realidad sé que ese sitio, esas clases, significan lo mismo para ellas que para mí: el descanso del guerrero. Ellas van para contarse sus cosas, a olvidarse por un rato de sus obligaciones y yo voy a lo mismo, a desconectar, a desentumecer mi cuerpo pero también mi mente. Todos buscamos una liberación, sólo que yo, cuando estoy a gustito, no hago casi ruido.

    Por eso sonrío y no les digo que, francamente, me importa un bledo si tienen una reunión de vecinos o si su hija se ha llevado jamón serrano a la casa donde está de intercambio en Inglaterra. La pequeña borde que habita en mí se hace la distraída y procuro abstraerme antes de entrar en barrena escuchando sus conversaciones mientras intento mantener la barriga bien adentro, inspira, espira, piernas en alto, espalda pegada al suelo, cuidado con las lumbares… Concentración, concentración…Y oigo a una que dice que se compró un recopilatorio de Tino Casal y yo pienso para mis adentros -¿Un recopilatorio? ¿pero ese hombre cuántas canciones tiene?- Y me propongo una apuesta a mi misma, si me acuerdo de tres hago pirola y no me quedo a la clase de tonificación de después, que hoy estoy muy perra. A ver: Eloise, Embrujada y… Joer! No me sé ninguna más. Voy al vestuario a ponerme las deportivas que hoy toca sesión doble de sudada. ¿Champú de huevo? Demasiado tarde, ya estoy otra vez dentro de clase. Y ellas siguen ahí, con su cháchara pero sin perder el ritmo del ejercicio, inasequibles al desaliento.